Hacienda de Claverot y Seixa

Resulta esencial poner de manifiesto el perfecto estado de conservación en que se encuentra el caserío de Clarevot, lo que demuestra la posibilidad de mantener el patrimonio agrícola aun utilizándolo para nuevos fines. La reciente adaptación de la antigua hacienda a su moderna función sólo ha supuesto unos mínimos cambios, que en nada han impedido una respetuosa rehabilitación de todo el conjunto.
En cuanto al caserío de Clarevot, hay que indicar que, una vez recorrido el referido camino de acceso y antes de entrar en el recinto, nos encontramos con nuevos postes, que ponen en evidencia la riqueza circulatoria de su entorno. El núcleo principal, de irregular configuración, se articula en torno a un gran patio, en parte cerrado por tapias. El acceso se realiza por una cuidada portada, rematada por una espadaña y en la que aparece el sonoro nombre de la finca, "Clarevot". En origen, este patio fue terrizo, pero en la actualidad está adoquinado, habiéndose aprovechado para ello los adoquines de la almazara, cuya solera también se encuentra en estos momentos en el patio como elemento decorativo.
A la izquierda de la portada se hallan la oficina y la vivienda del encargado. Esta última se abre a un patio cerrado y conserva todas sus piezas: cocina, salón con chimenea y dormitorio. Quizás ésta vivienda fuese en principio la de los señores, lo que sospechamos por su parcial aislamiento y amplio desarrollo y por no existir un señorío en el edificio. Continuando por el patio encontramos la vivienda del casero, junto a la que se levanta la cuadra, que aún conserva su adoquinado original.
Pero el elemento más significativo de Clarevot es su monumental almazara, que ocupa toda la parte derecha del patio. Se configura como una gran estructura cubierta por dos enormes faldones, con tres naves separadas por dos arcadas longitudinales de ladrillo que apean en rústicas columnas de piedra. Es obligado señalar la relación de esta fábrica con la no lejana Hacienda la Capitana, en Los Palacios y Villafranca, cuya almazara es de muy semejante configuración. En la parte inferior de la torre de Clarevot, en su interior y junto a la capilla, se conserva un ladrillo con un texto ilegible en el que aparece la fecha de 1717, lo que quizá permitiría datar el edificio. La referida torre es muy sencilla y en la culminación de su elevada caña cuenta con un depósito de agua.

Fuente: Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Consejería de Educación, Cultura y Deporte.